En los últimos 13 años, las exportaciones totales peruanas han mantenido un importante crecimiento anual de 13.7%, debido a la política de apertura comercial y libre comercio, que viene sosteniendo el estado, parte de ese crecimiento se debe al fuerte repunte de los precios de las exportaciones tradicionales que representa el 77% de las exportaciones nacionales, especialmente proveniente de la harina de pescado y minería, teniendo en el segundo su mayor incremento como en el caso del cobre, plomo, zinc y plata refinada, debido básicamente a la mayor demanda de los países Asiáticos, en especial el de la China, haciendo a nuestra economía dependientes de ellas y sensibles a las variaciones de los precios internacionales de los commodities, contexto que Jürgen Schuldt denomina en uno de sus ensayos como la “paradoja de la abundancia”.
Tampoco podemos dejar de negar que las exportaciones de los productos no tradicionales mantuvieran en estos últimos años un importante crecimiento de US$ 5,276.84 millones en el año 2006, presentando una diferencia positiva de US$ 992.43 millones con respecto al 2005, es comprensible la enorme alegría que esto genera en algunos sectores y que las cifras alientan e invitan a soñar con un crecimiento sostenible de nuestra economía. A pesar de lo expuesto y de las cifras que puedan parecernos alentadoras, nuestra participación en el comercio internacional es ínfima, pese haber batido record de exportación en el 2006 de US$ 23,574.25 millones, solo representan el promedio de 0.20% de las exportaciones totales del mundo, de acuerdo al “Consorcio de Investigación Económica y Social” cifra que es superada por países vecinos como Brasil con US$ 137,469.700 millones, Chile con US$ 55,883.552, Argentina con US$ 55,086.462 millones y Colombia con US$ 24,370.470 millones.
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